¡Ningún método es eficaz si no tiene la firme convicción de que quiere dejarlo! El primer paso, pues, es estar absolutamente convencido de que no quiere seguir fumando. Y eso se logra teniendo una razón de peso, UN MOTIVO.
No todos dejamos de fumar por la misma razón. Busque la suya.
Para algunas personas, por ejemplo, ha sido más importante la salud de sus hijos que su propia salud. Otras personas han comentado razones tan diferentes, como:
Piense, ¿cuáles pueden ser sus razones? Haga una lista con ellas. Póngalas por orden de importancia. Cuando conozca sus motivos, repítaselos una y otra vez cada día a la menor oportunidad, por la mañana al levantarse, en una parada en el trabajo, antes de dormirse, y piense en su significado profundo.